Vivimos en una era donde las inteligencias artificiales crecen a un ritmo acelerado, convirtiéndose, día a día, en los nuevos Dioses artificiales que controlan el mundo que nos rodea.
El homínido que evolucionó de ceros y unos
Un ejemplo son las inteligencias artificiales evolutivas, cuyo algoritmo busca imitar a los seres orgánicos en determinadas funciones. Como la reproducción, la mutación y la recombinación.
Estos algoritmos conforman grupos o matrices. Y cada elemento de esta matriz es considerado un individuo estructurado por un número específico de variables.
En este punto entran en juego tres operadores claves: cruzamiento, mutación y selección. Obteniendo del primero (cruzamiento) dos individuos, denominados padres, que, al unirse, intercambiaran variables tanto del padre 1 como del padre 2.
Una vez ejecutado el canje de información se crean dos hijos que contienen las mejores variables de ambos padres. Permitiendo dar solución al problema que se tenía en un principio.
Las inteligencias artificiales que sabían de medicina
En el campo de la investigación farmacéutica se obtuvieron nuevos antibióticos por medio de inteligencias artificiales aplicando algoritmos de aprendizaje automático.
Esto se logró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), cuyos investigadores le “enseñaron” a inteligencias artificiales sobre moléculas con propiedades antimicrobianas.
Posteriormente, dejaron que las inteligencias artificiales analizaran grandes bases de datos de compuestos moleculares. Descubriendo un nuevo antibiótico capaz de eliminar baterías resistentes a medicamentos habituales.
El robot que hacía mandados
Pero esto no queda allí. Elon Musk, director general de SpaceX, anunció, en el día internacional de las inteligencias artificiales, el inicio de la producción en 2022 del Tesla Bot.
Características
Este será un androide con morfología humana destinado al diario vivir de los hogares, es decir, será una especie de ayudante doméstico que podría realizar labores repetitivas y mecánicas. Su activación seria por comandos de voz.
Con una estatura de 1.75 metros, el Tesla Bot tendría en su cabeza una pantalla táctil que serviría para la comunicación del robot con su propietario mediante imágenes, textos, audios, etcétera.
Una característica especial del Tesla Bot es el sistema de reconocimiento de obstáculos que le permitiría, según palabras del mismo Elon Musk, “ir al supermercado a hacer las compras”.
El corazón del Tesla Bot
Otro aspecto importante de estos robots domésticos es el microchip que traerían incorporado llamado Tesla D1. Este componente cuenta con 50 mil millones de transistores y una potencia de 362 teraflops.
Estos Teslas D1 están pensados para unirse entre sí, creando las redes neuronales de los Tesla Bots. Permitiéndoles ser el compañero doméstico ideal que toda persona amaría.
Los dioses que solo sabían de probabilidades
¿Acaso los algoritmos evolucionarán tanto que serán capaces de detectar aspectos de la realidad que los seres humanos no habían considerado antes?
Las preocupaciones de Kissinger sobre las inteligencias artificiales
Henry Kissinger, ex secretario de estado de Richard Nixon y Gerald Ford, también se hace esta pregunta. Debido a la problemática inherente que representarían inteligencias artificiales fuera de control.
En un mundo en el que gran parte del arsenal táctico y nuclear de los países están manejados por grandes supercomputadoras y sistemas inteligentes, ¿bajo qué lógica operaria una IA en caso de tener que tomar decisiones cruciales para la humanidad?
¿Llegar a un acuerdo o aplastar a tu oponente?
Esta duda pregunta pone Kissinger sobre la mesa en el contexto tecnológico actual.
¿Qué pasaría en el caso de un conflicto entre naciones en el que las inteligencias artificiales determinasen que la mejor estrategia para un país es lanzar bombas atómicas sobre otros?
¿Qué sucederá cuando una o varias IA lleguen a ser más inteligentes que sus mismos programadores y creadores?
¿Sentimientos o razón en las inteligencias artificiales?
Cuando las inteligencias artificiales deban decidir entre salvar la vida de un anciano o la de un niño ¿qué decisión tomarían? ¿Primaría la razón o los sentimientos?
Si, en un momento de singularidad tecnológica, las inteligencias artificiales llegaran a una comprensión de la realidad diferente a la humana, entrando en conflicto con los objetivos e interés de la humanidad ¿Qué sucedería?
¡Lo sé! ¡John Connor temblaría!
Imagen: Pixabay
En Mentores para la Juventud, preparamos los nuevos lìderes para la primera mitad del Siglo XXI, cuando el destino nos alcance.